Por sus diferentes climas, relieves y culturas, cada rincón del mundo tiene su gastronomía propia y única. En el noroeste argentino, reina la influencia andina.
El ritual de la comida norteña fue durante siglos sagrado. Llevaba un proceso lento de preparación al que después se le dedicaban horas para disfrutarlo.
Ajíes, pailas, cucharas de palo y tiempo eran algunos de los ingredientes básicos para elaborar guisos rojos que invitaban a hidratarse con un vino y comer con el sonido de guitarras de fondo.
Para llenar aquellas ollas, la Pachamama siempre fue generosa. El maíz, la quinoa, el amaranto, los pimientos y las papas en sus infinitas versiones de sabores, tamaños y colores, dan a la cocina de esos pagos sus aromas coloridos. Los tonos como el lila, el verde, el azul, el amarillo o el rojo, son solo algunos.
Hoy no somos tan distintos, y celebramos la comida norteña entre carnavales y guisos con amigos.
En definitiva, comidas, buenos vinos, guitarreadas, paisajes sacados de postales, y mucho más, esperan a quienes lleguen a esta deliciosa región argentina.